El misterioso legado nazarí de la estrategia
A veces, las piedras recuerdan. En Granada, donde los siglos pesan como velos de polvo, ha aparecido una historia inesperada. Mezcla de estrategia, cultura y enigma. Durante unas obras en el Patio de los Arrayanes, arqueólogos han desenterrado algo digno de una novela. Un tablero de Go. Tallado en mármol blanco. Siglos esperando su turno.
El tablero es perfecto. Simetría de 15 × 15 líneas. No estaba solo. Junto a él, fichas. Madera y ámbar. Objetos delicados. Huellas de una época donde hasta las intrigas eran arte. Lo han datado entre los siglos XIII y XIV. Pleno esplendor nazarí. Como siempre, el hallazgo trae más preguntas que respuestas.
El Dr. Jaime Alcázar, curtido en excavaciones, intenta mantener la calma. Aunque se nota el entusiasmo. “Hasta ahora, nadie pensaba que el Go, un juego chino, pudiera estar en Al-Ándalus. Esto cambia las reglas del juego. Literalmente. Las conexiones comerciales y culturales eran más amplias de lo que creíamos”.
¿Ruta de la Seda? ¿Embajadores orientales en Granada? Las teorías brotan como el agua del Generalife. Lo cierto es que estaba oculto. Bajo una capa de mortero. Reformas posteriores lo enterraron. ¿Para preservarlo? ¿Por descuido? Como siempre, el presente se impone al pasado.
“La precisión de las líneas no deja dudas. Esto no es decoración. Aquí se jugaba. Probablemente la élite nazarí”, dice Alcázar. Sus ojos brillan. El arqueólogo que acaba de encontrar una historia para contar en todas las cenas.
La noticia arde. Aficionados al Go lo llaman ya el “Tablero de los Leones”. Pero no todos están convencidos. La profesora Marina Jiménez, experta en arte islámico, lanza un aviso. “Es fascinante. Pero necesitamos más estudios. Podría ser otra cosa”.
El Patronato de la Alhambra promete cuidarlo. Restaurarlo. Y exponerlo. Una muestra sobre las conexiones culturales de Al-Ándalus. Mientras tanto, los arqueólogos siguen cavando. Quizá la tierra quiera contar algo más.
Así que aquí estamos. Un tablero. Unas fichas. Y la idea de que los reyes nazaríes no solo soñaban palacios. También planeaban estrategias. 15 × 15 líneas. Porque la historia siempre deja una ficha sin mover. El misterio, como siempre, está servido.
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